Estuches, carteras o plumieres, sin duda eran uno de los materiales escolares que más nos gustaba estrenar y es que teníamos para todos los gustos. Aquí la marca no siempre era lo importante, la tendencia la marcábamos en clase (los de plástico rígido, los de tela…) y a menudo los tuneábamos escribiendo nuestro nombre, o el de la persona que nos gustaba de clase, a boli o incluso a tipex.
El momento estelar era cuando lo estrenábamos, y todo estaba perfecto, pero con el tiempo empezaban a ensuciarse, a romperse las pinturas y aquellos estuches acababan siendo un testimonio de todas las horas de clases aburridas en las que pintábamos lo primero que pillábamos mano, y a menudo eran los pobres plumieres. Hoy vamos a rendirles un merecido homenaje a estos estuches que nos acompañaron en los largos días de clase.